A pesar de que la incidencia de infartos es mayor en hombres, la taza de mortalidad más alta se da en mujeres.
por Samara Del Toro
Es 14 de febrero del 2010, el reloj marca las tres de la mañana; le es difícil respirar, se incorpora y busca agua, tiene la sensación de que algo le quema el pecho y segundo a segundo el malestar se intensifica, pide ayuda, los minutos que tarda en llegar la ambulancia parecen eternos y ella cree que pueden ser los últimos.
Un año antes, en el mes de Marzo del 2009, había llegado la primera advertencia, una súbita elevación de la presión arterial; en esa ocasión la enfermera de la escuela donde trabaja como gerente de un comedor, al ver su estado llama al servicio de emergencia 911para que sea trasladada a un hospital.
“Sentí una fuerte presión en el pecho y dificultad para respirar tenía la presión arterial en 170/120, de acuerdo a lo que me dijeron los paramédicos en la ambulancia”, señala Diana Castellanos.
Fue atendida en el Hospital Lyndon B. Johnson, de Houston, Texas, por el repentino y fuerte dolor en el pecho que fue diagnosticado como costocondritis –dolor torácico causado por inflamación-, le dieron medicamento desinflamatorio y la mandaron de regreso a casa en cuestión de un par de horas.
Sin embargo al año siguiente, de nuevo la sensación de dolor y ardor en el tórax, hizo que llegara de emergencia al mismo hospital, tras un análisis de sangre descartaron un mal cardiaco y nuevamente fue dada de alta tras diagnosticarle dolor muscular provocado por estrés…dos semanas después estaba a un paso de la muerte, sufriendo un infarto masivo al corazón, el cual pudo haberse evitado de haber sido un hombre y no una mujer, quien presentara los síntomas de una enfermedad coronaria.
Síntomas ignorados
Después de sobrevivir a un ataque al corazón, Diana Castellanos residente de Houston Texas, -una de las ciudades en Estados Unidos más reconocidas en materia de salud e instalaciones medicas-, narra su experiencia “los protocolos médicos, no contemplaban que yo, una mujer de 37 años, sin antecedentes cardiacos pudiera sufrir un infarto, padecimiento más frecuente en hombres, y eso estuvo a punto de costarme la vida”, reconoce.
Diana relata como en su momento los síntomas como dificultad para respirar, opresión en el pecho y mareo fueron referidos a su medico familiar quien la canalizo al hospital para ser evaluada, en ese entonces ella siguió la recomendación de su doctor, pues no le era nada nuevo el tener que visitar hospitales con cierta regularidad para realizarse estudios de seguimiento, pues desde hace más de una década se le detecto Síndrome de Sjögren, padecimiento que afecta el sistema inmunológico, que tiene semejanza con el Lupus y puede desarrollar diversos síntomas como artritis, -trastorno que también aumenta la incidencia de enfermedades cardiacas en mujeres-.
Los doctores que la examinaron no encuentran el motivo aparente de la alta presión arterial, en los análisis de sangre no se detectan signos de que estuviera sufriendo un ataque cardiaco, le diagnostican dolor muscular, por lo que con una receta de ibuprofeno, y sin percatarse de que sufría un pre-infarto, fue dada de alta, ignorando que su corazón estaba trabajando a marchas forzadas.
Quince días después el motivo “oculto para los especialistas” se hizo presente, las arterias que llevan la sangre que bombea el corazón a cada parte del cuerpo estaban obstruidas, la atención oportuna y la mano de Dios como ella misma lo reconoce, hicieron la diferencia entre la vida y la muerte.
“No recuerdo mucho de cuando estaba en la ambulancia, aunque me dicen que respondía las preguntas que me hacían, es un lapso de tiempo que no logro tener en claro, cuando volví a tener conciencia de mí, estaba en el cuarto de Cuidados Intensivos del hospital, con mucho dolor y recuerdo haberme visto los adhesivos que te ponen cuando utilizan el desfibrilador”, dice Diana.
Datos alarmantes
Contrario a lo que se podría esperar, las enfermedades cardíacas son la primera causa de muerte en mujeres en países como Estados Unidos , y también está entre las principales causas de discapacidad entre las mujeres, en gran medida a la poca atención que pone el sistema de salud en prevenir y actuar a tiempo ante signos de problemas cardiacos en ellas, ya que contrario a lo que sucede con los varones, que ante un síntoma de alarma es lo primero que se busca descartar, en las mujeres es la ultima opción, exponiéndolas a un peligro mortal.
En México la situación no es muy diferente, de acuerdo a cifras del INEGI, en los varones, son mayores los porcentajes de infarto agudo del miocardio y enfermedad isquémica crónica del corazón (que es la falta de irrigación sanguínea y oxigeno en este órgano), en comparación con las mujeres, sin embargo, tasa de mortalidad más alta por este problema se presenta en las mujeres con un 60.5 por ciento, además en las mujeres se muestran mayores porcentajes para la hipertensión y otras enfermedades cerebro-vasculares, en comparación con los varones.
Urge cambiar protocolos médicos
A pesar de que esta situación puede considerarse negligencia, y en Estados Unidos las demandas son algo frecuente, no hubo posibilidad de buscar responsables legales por ser una institución médica de Gobierno.
Sin embargo la mala experiencia que vivió Diana, y el interés de que a otras mujeres les sirva su experiencia, la hizo buscar a los directivos del hospital Lyndon B. Jonshon y presentar a través de cartas su historia, pidiendo que se modifiquen los protocolos médicos para atender emergencias similares a la suya, aunque su petición se escucho, no ha sido notificada de alguna acción que se haya realizado en este sentido.
“Lo que yo viví ya no puede cambiarse, pero sé que tal vez mi experiencia les sirva al personal médico para que en un futuro, no descarten en un inicio la posibilidad de un infarto en las mujeres, porque no todas pueden correr la misma suerte que tuve yo, de estar vivas después de un situación similar".
Las mujeres no son candidatas a infartos
“En mi caso, por ser mujer no se tomaron la precaución de verificar el estado de mi corazón, y eso me llevo a unos pasos de la muerte, y eso es algo que no debe volver a pasar ninguna otra mujer”, afirma Diana Castellanos.
Parte de su corazón literalmente murió en este percance, muchas actividades antes normales ahora le cuestan más trabajo, se fatiga con facilidad y debe huir de cualquier situación estresante para evitar someter a su corazón a un trabajo más duro, pero a cada momento reconoce la dicha de estar viva “un día más”, de disfrutar a sus hijas Aymara, Monserrat y Joey seguir compartiendo la vida con su esposo Edin.