miércoles, 10 de noviembre de 2021

Biosfera "El Cielo" un tesoro tamaulipeco.

Una obra de arte que se regala a la vista en cada paso, una explosión de verdor reflejada en espejos de agua cristalina, cada segundo la naturaleza guiada por esas manos todopoderosas han creado esta obra, esperando que al verla veamos la grandeza del artista, millones de años se acumulan y muestran sus vestigios en este emblemático lugar cuyo nombre afortunado es "El Cielo" elegido por un hombre que dio su vida por preservarlo y cuya tumba yace en el rancho del mismo nombre.
  
Texto y fotos Samara Del Toro  www.fronteraenred.com 

Gómez Farías.- Enclavado en la sierra Madre Oriental, se alberga la Biosfera El Cielo, con una extensión de 144,530 hectáreas con una altitud máxima de 2400 metros, en el cual colindan cuatro ecosistemas diferentes, bosque tropical, bosque de encino y pino, matorral así como bosque de niebla cuya extensión nacional se reduce a menos del 1 por ciento, la presencia de nubes bajas es algo característico de este bosque, uno de los ecosistemas que alberga mayor biodiversidad.

La variación de clima y vegetación se observa conforme cambia la altitud, dando pie a un fenómeno único, la adaptación y mutación de especies, convirtiendo este lugar en un enorme laboratorio biológico, el cual estuvo a un paso de desaparecer por la ambición de los dueños de los aserraderos que durante más de 40 años acabaron con grandes extensiones de los bosques.

Sin embargo gracias al esfuerzo de muchas personas el área de la Biosfera fue declarada zona protegida por el gobierno estatal encabezado por Emilio Martínez Manotou el 13 de julio de 1985 y un año después patrimonio de la humanidad por la UNESCO, de la superficie decretada, el 50 por ciento corresponde al municipio de Jaumave, el 16 por ciento a Ocampo, otro 16 por ciento a Gómez Farías, y el 12 por ciento restante al municipio de Llera.

Visitar “El cielo” no es solamente un recorrido a un paraje natural, es adentrarse en un tesoro natural, preservado por el difícil acceso, y que aún hoy enfrenta retos y amenzas.

Historia de “El Cielo”.

En 1884 el Dr. Murdock Cameron, -de origen canadiense y cónsul de Estados Unidos en México-, quedo maravillado por la belleza de sierra, por lo que compro grandes extensiones de tierra y se trasladó a vivir ahí junto a su familia, por lo que solicitó un permiso forestal para construir su casa la cual fincaron en la zona del bosque de niebla debido al agradable clima.

Tras casarse una de las hijas de la familia Cameron, construyo su hogar en lo que se llamó el rancho “El Ojo encantado”, pero con el inicio de la revolución de 1910 la familia abandono el país, así lo relata en las páginas del libro “Por el Camino de El Cielo” Ma. Antonieta Villalón, Cronista de la ciudad de Gómez Farias.

La construcción de la carretera Panamericana en 1936, ofreció una oportunidad para los empresarios madereros, por lo que el permiso de tala forestal de la Familia Cameron se traspasa y se da inicio a la tala de los bosques.

En 1940 el joven Frank Harrison que solía visitar la propiedad de los Cameron, ve con preocupación la tala indiscriminada que amenazaba con terminar con el bosque de niebla, por lo que adquiere el rancho “El Ojo Encantado”, bautizándolo finalmente como “Rancho el Cielo”, de esta manera toma posesión de una extensión de 25 hectáreas, con el fin de preservar un poco del bosque de niebla gravemente amenazado.

Así lo da a conocer en sus memorias el profesor universitario Larry Lof quien fuera administrador del rancho “el cielo” y quien ofrece otro importante acervo histórico de la región.

“Al iniciarse la explotación forestal a principios de los cuarenta, los forasteros empezaron a enterarse de la existencia de este raro y único bosque en las montañas. El ornitólogo George M. Sutton visitó el Rancho del Cielo en 1941 y a éste siguieron otros científicos. Aaron Sharp y Efrain Hernández documentaron los primeros datos botánicos de la zona. Siguieron Harrel, Martin y muchos más. Gracias a la hospitalidad del señor Frank Harrison, propietario del Rancho del Cielo, éste se convirtió en el centro no oficial de los científicos que visitaban la zona.” cita Larry Lof.

El legado “el cielo”

La preservación de bosque de niebla donde se situaba el rancho “El Cielo” fue objeto de la vida de quien fuera conocido como “Don Panchito Harrison” quien el 6 de julio de 1965 creo la asociación civil “El Cielo” a la cual donó las 25 hectáreas de su rancho a fin de preservar una porción del bosque de niebla asolado por la explotación maderera.

Al año siguiente Frank Harrison fue asesinado en el rancho “El Cielo”, su tumba se encuentra en ese mismo lugar y su recuerdo es objeto del cariño y respeto de quienes conocen su esfuerzo por la preservación de esta región.

Después de su muerte el rancho quedo bajo la tutela de la escuela Texas Southmost College, de Brownsville, Texas, siendo un sitio de estudio, al cual siguen acudiendo estudiantes e investigadores.

Aunado a explotación maderera otro duro golpe para esta región fue un incendio que duro varios meses en 1970 y 1971, el cual se presume fue provocado y tras el cual los taladores siguieron explotando la madera bajo el pretexto de que estaba quemada.

Sólo se preservaron del incendio las 25 hectáreas de rancho “El Cielo” así como algunas pequeñas áreas, a punto de desaparecer el bosque de niebla, Laura Alcalá Vargas, Andrés Marcelo Sada y Gonzalo Halifter, le plantean el tema al entonces Gobernador Emilio Martínez Manatou, quien finalmente declara a través de un decreto, la creación y protección de la Biosfera.

El CIE parada obligada para el visitante.

El Centro Interpretativo Ecológico –CIE- en parte baja de la Sierra, a un costado del acceso principal para subir a la Biosfera desde el Municipio de Gómez Farías, es un parque temático que ofrece información sobre la flora y fauna de la región, es un edificio sustentable donde el agua se capta de forma natural y se alimenta de energía solar a fin de tener un mínimo impacto ambiental.

Javier Olivos, responsable de las galerías del CIE explica que una de las razones principales por las que es recomendable llegar primero ahí antes de subir es para recibir información importante sobre el recorrido, desde la ropa adecuada, lugares de interés así como recomendaciones importantes que hacen su viaje mucho más productivo.

En el recorrido por el CIE se recibirá información de la región, la razón por la que este lugar es único es que en el confluyen el bosque tropical, bosque de coníferas y encinos, el matorral xerófilo, y el emblemático bosque de nubes o niebla, “uno de los errores comunes es que la gente suele decir que en “El Cielo” hay las 4 estaciones, y no es así, son 4 tipos de ecosistemas”, apunta Javier Olivos, y agregó  “México tiene sólo .56 por ciento de extensión de bosque de niebla no se llega ni al 1 por ciento”.

De acuerdo a la altitud y tipo de flora se pueden percibir principalmente tres tipos de clima en la zona, Entre los 300 y 800 m de altitud existe un clima cálido-subhúmedo, entre los 700 y los 1,400 m de altitud –donde está la mayor parte del bosque de niebla-, prevalece un clima semicálido-húmedo, Entre los 1,400 y los 2,400 m de altitud prevalece un clima templado subhúmedo, y es donde la temperatura es más fria.

“El cielo es la caja de agua de la huasteca tamaulipeca el 67 por ciento del agua se captura en el cielo”, señala Javier Olivo, el agua se va filtrando en la montaña, alimentando entre otros los ríos Soto La Marina, Carrizales, el Tigre y Barberena, así como los cenotes de Aldama.

 Presencia de fósiles

Esta sierra tiene un pasado interesante, está constituida por rocas sedimentarias de origen marino, debido a esto encontramos gran cantidad de fósiles de moluscos y plantas marinas, con lo que podemos echar a una mirada al pasado prehistórico de una de las primeras extensiones de tierra que emergió como una isla.

Los fósiles marinos no son los únicos, en el CIE se exhibe una réplica de los restos fosilizados de un perezoso gigante, comparado con los actuales animales de esta especie que miden 40 centímetros, encontrado en Joya de Manantiales.

También se tiene presencia de los llamados fósiles vivientes, uno de ellos es la Magnolia tamaulipeca.

Subir al cielo

Aunque sólo es el 16 por ciento la porción que tiene Gómez Farías, es esta la zona más visitada por el turismo ecológico ya que posee la mayor parte del bosque de niebla.

Durante el trayecto para visitar este lugar, el camino esta franqueado por árboles y en algunos tramos las copas de los árboles se cierran sobre la vía de terracería ofreciendo una sombra refrescante

La subida se tiene que hacer en camionetas 4x4, por un camino de terracería del que queda sólo acceso para un vehículo, el servicio de transporte es ofrecido por gran cantidad de habitantes de la zona, quienes cobran en promedio 1600 pesos por viaje para San José hasta 3 mil llegando hasta la parte superior al ejido Joya de Manantiales.

El trayecto es lento, se va avanzando por las laderas de la montaña donde se abrió un camino a base de dinamita hace mas de 20 años.

Mientras maneja Don Guadalupe González, explica que cuando las personas suben en sus autos pueden encontrarse con algún vehículo en sentido contrario y deberá manejar en reversa hasta encontrar un poco de terreno que permita orillarse “eso los pone nerviosos si no están acostumbrados a la sierra y pueden ocurrir accidentes”.

“Al camino le hace falta abrir las cunetas para que el agua corra por ahí cuando hay lluvias eso mejoraría mucho el tráfico”, indico el transportista.

La primer parada del camino es el mirador construido con piedras de la misma zona, por lo que es posible encontrar en sus paredes fósiles marinos, vestigios de hace más de 60 millones de años en que esta zona estuvo sumergida en el mar.

Después de una hora y media –según las condiciones del camino- se llega al ejido Alta cima donde se puede comer o comprar provisiones asimismo se vende licor artesanal de frutos, artesanías y pulpas, ahí también hay áreas para acampar y cabañas.

Al continuar el camino el bosque tropical da paso al bosque de montaña caracterizado por el musgo en las piedras, y los arboles cubiertos de líquenes, se puede hacer una pequeña desviación antes de llegar a San José y seguir el  sendero para visitar “la Casa de piedra”, en esta zona podremos observar parte del bosque de niebla reflejado en el agua cristalina que ofrece paisajes de gran belleza.

Antes de llegar al ejido San José se encuentra el paraje conocido como Valle del Ovni, que toma su nombre de las leyendas de pobladores que aseguran haber visto bajar un ovni en la zona, también hay cabañas y áreas de camping.

A 1320 metros de altitud se encuentra San José, donde los habitantes son amables y serviciales, se pacta la comida del grupo y se puede realizar recorridos a pie de promedio de 30 a 40 minutos a la cueva del agua o el manantial viveros, cuentan con caballos para renta, así como cabañas con servicios básicos.

Un trayecto de dos horas más se llega a Joya de Manantiales conocida por sus hermosas cascadas, en el trayecto se encuentra “el elefante”, una formación rocosa que recuerda a un paquidermo.

Es indispensable pedir los servicios de un guía, que generalmente son los habitantes del ejido, es conveniente dormir en alguna de las cabañas que se ofrecen en la zona para aprovechar al máximo la estancia en la región.

 Diversidad de fauna
En la biosfera se encuentran gran cantidad de mamíferos, entre ellos algunos de felinos como jaguar, puma, tigrillo, el gato montés, el ocelote, también se encuentran venados, osos negros, asimismo se han observado coyote y zorra gris.

Hay cerca de 30 especies de aves migratorias, además se pueden observar la guacamaya verde, el águila elegante y especies endémicas de México.

Desafortunadamente en el camino es posible encontrar basura de los campistas por lo que Don Guadalupe con bolsa en mano recoge desechos lamentando la escasa cultura ambiental de los visitantes que no aprecian el tesoro natural que visitan y exponen a la fauna silvestre que ingiere esta basura.

 Riesgos y amenazas.
A pesar de ser una biosfera protegida, los peligros a los que se enfrenta el equilibro ecológico en esta zona son variados, desde el impacto del cambio climático en el clima, que puede alterar la biodiversidad, la explotación forestal, la caza furtiva, el aumento de la población en las zonas habitadas así como la falta de vigilancia y capacitación para desarrollar el turismo ecológico.
Otra problemática es la basura, el turismo deja basura en los parajes y los animales la ingieren, al respecto Javier Olivos Supervisor de las galerías del CIE recordó un caso “en una ocasión bajo un jaguar a morir, cuando lo encontraron se le opero y se le sacó una bola de basura de su estómago”. En este caso afortunadamente pudo ser operado a tiempo y se salvó, pero muchos otros casos los animales sólo bajan a morir, a causa de personas sin escrúpulos que dejan basura en los parajes que visitan.
Es importante que se desarrollen programas de desarrollo sustentable para los habitantes, que se les capacite sobre el turismo ecológico, y se involucre a la población local en acciones como la vigilancia a través de estímulos gubernamentales.
La implementación de iniciativas como designar guardabosques ejidales, para que los mismos lugareños puedan realizar la vigilancia de la región, evitando la tala y caza furtiva en zonas de difícil acceso, y la supervisión a los turistas a fin de promover entre los visitantes un correcto aprovechamiento de la biosfera, son algunas de las acciones que deben impulsar los Gobiernos, municipal, estatal y federal a fin de preservar este emblemático tesoro natural, “El Cielo” Tamaulipeco.

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