viernes, 12 de abril de 2013

“DESDE LA RED” De Mujeres Periodistas de Matamoros. Las Trabajadoras Domésticas…Si hay día para todo, ¿por qué ellas no?. Trabajadora doméstica, no chacha.

Por: Lucy Gómez Carriles 

Las trabajadoras domésticos son quienes prestan sus servicios de aseo, asistencia y demás propios o inherentes al hogar de una persona o familia. La llegada de una empleada doméstica se tramita casi siempre por la recomendación de un amigo o familiar, que sea honrada y trabajadora, la contratación se dará de acuerdo a la previa negociación entre la empleada y el patrón, de palabra y buena fe. Pero en realidad sin un documento que les garantice estabilidad laboral. 

En los 13 artículos que la ley Federal del Trabajo dedica a las empleadas domésticas no les garantiza la salud, alimentación ni derechos laborales. Las mayoría de las veces, sin seguridad social, sin sistema de ahorro para el retiro, sin posibilidades de jubilación, sin oportunidad de incapacitarse por enfermedad, sin la certeza de unas vacaciones pagadas, sin pago doble por días festivos, sin crédito para vivienda. y mucho menos una protección legal. 

Las personas que se dedican al trabajo doméstico son el patito feo de la sociedad mexicana, y siempre están expuestas a la discriminación y al racismo social, de tal manera que son llamadas de manera despectiva criadas, sirvientas, gatas, chachas, y micifusas, todos estos calificativos en lugar de “empleadas domésticas”. 

A estas personas, en algunos hogares, las prefieren sin atributos físicos, no pueden comer lo mismo, ni en la misma vajilla que los patrones, no salen en los días festivos y están obligados a hacer todo lo que el patrón desee, más de lo que habían convenido a cambio del mismo pago. Si se embarazan no tiene derecho a ningún tipo de incapacidad y son despedidas. 

Existen dos modalidades para la ocupación de estas personas como son: “De entrada por salida y de planta”. 

El trabajo de entrada por salida. Este, puede ser bien pagado pero las mujeres tienen que emplearse en varias casas, no tienen derecho a comida y tampoco les pagan el gasto del transporte, Esta situación es de las lavanderas, planchadoras y limpieza por día, una de estas trabajadoras puede recibir desde $ 150 hasta 250 pesos diarios, pero realizan trabajos a destajo o por unidad de tiempo. 

El trabajo de planta. En el trabajo de planta se vive en casa del patrón, cuenta con habitación, alimentación, papel de baño, jabón para su ropa, para su baño, luz, teléfono, y televisión, puede tener vacaciones pagadas y hasta se les paga aguinaldo. Pero están sometidas a un control absoluto del patrón, con frecuencia son víctimas de maltrato físico, psicológico, y en algunas ocasiones sexual, no tienen un horario establecido ni disfrutan de tiempo libre, “no tienen libertad”. El costo de la atención médica recae sobre ellas mismas y, en caso de accidente, sus empleadores no asumen ningún tipo de responsabilidad, pueden ser despedidas ha capricho de los patrones, son sometidas a todo tipo de abusos, y a una situación de discriminación social y racial. 

Una persona que trabaja de planta recibe una remuneración de entre $3000 a $6000 pesos mensuales aproximadamente.  

Gran parte de las trabajadoras domésticas son migrantes internas, generalmente proceden de familias rurales, pobres y muy numerosas, además que tienen limitaciones en el manejo del español y esto les hace más vulnerables a la sociedad. 

Al realizar esta descripción es claro que el trabajo doméstico es un trabajo digno como cualquier otro, que hay que sensibilizar y tomar en consideración que quienes trabajan en casa son personas con los mismos derechos y necesidades como todo ser humano. Por lo tanto, se debe de quitar ese modelo que existe de exclusión y explotación, así como reconocer el aporte que desde el interior de los hogares hacen las trabajadoras domésticas a la sociedad, así como también, promover la valorización del trabajo doméstico dentro de la sociedad y de la economía mexicana, aunque esta está considerada como una actividad socialmente no productiva dentro de nuestra economía nacional por no ser un trabajo productivo y no crear un valor ni producir una plusvalía. 

En México, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en el 2005 la población ocupada que desempeña actividades y servicios en los hogares asciende a un millón 783 mil 722 personas, de las que un millón 630 mil 185 son mujeres con una edad promedio de 38 años, una de cada cuatro son jefas de familia, el promedio escolar es la primaria y un 11 por ciento del total es analfabeta. 

También de acuerdo con la información de INEGI, el 12 por ciento del total de mujeres en México se emplean en trabajos domésticos, en el Distrito Federal habitan cerca de 160 mil empleadas domésticas a quienes no se les reconoce el papel fundamental que tienen en la actividad económica. 

Para comentarios: red_de_periodistas@hotmail.com

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