Por: Mónica Cecilia Robles González
Este 19 de febrero, conmemoramos en México el Día del Ejército Mexicano, un día en que recordamos a los hombres y mujeres valerosos que consagran sus vidas al servicio de su país y de sus gentes.
Sin embargo, para las mujeres, como en casi en todos los oficios que no son reconocidos como “típicos” de su género no ha sido nada fácil desarrollarse en ellos.
A través de la historia de nuestro país, específicamente de la Revolución Mexicana, se ha demostrado, por relatos orales y muy especialmente por medio de la fotografía, la capacidad y la valentía de la mujer a la hora de las batallas, igual valentía y capacidad que la masculina. Los académicos insisten que este protagonismo en la lucha armada por parte de las féminas solo se dio precisamente en esta contienda armada y no en las revoluciones anteriores (Guerra de Independencia o Guerra de Reforma), y es que, sin un sustento tecnológico como lo es precisamente la fotografía o relatos orales, difícilmente se puede corroborar tal situación. Lo que sí se puede saber, es que una lucha armada, puede intervenir tanto hombres, como mujeres incluso niños.
Pero fue tal la valentía de las mujeres en la Revolución Mexicana que el gobierno mexicano no tuvo más remedio que reconocer al término de ésta sus grados militares y darles su pensión correspondiente; no sin antes por supuesto, tener que presentar una serie de pruebas que valieran su situación como luchadora revolucionaria, algunas incluso mencionaban una serie de “viacrucis” para que les hicieran válida sus logros militares.
Paradójicamente, el acceso de la mujer al Ejercito Mexicano de manera oficial no se dio sino hasta 1938 con la Escuela Militar de Enfermeras. Antes de ello. En 1936, solo una mujer como afanadora, y en 1937 otra fémina como oficinista.
El Colegio Militar Mexicano se fundó en 1823, y fue hasta el 2008 cuando a la mujer se le permitió entrar a las carreras de armas. Con esto se abre la oportunidad para que una mujer mexicana pueda ser General, es decir, “Generala” de División. (El más alto rango militar se pueda conceder).
La valentía, la vocación y el patriotismo están más que probado históricamente por el sector femenino; sin embargo, falta mucho por conceder.
Se han abierto caminos en los que se creía poco probables abordar, uno de ellos la política; le toca al ámbito militar, ya que hasta la fecha solo el 7% del total del personal militar son mujeres y no precisamente por falta de interés sino por falta de oportunidad; pero la vía se ha abierto y ahora toca a las nuevas generaciones hacer lo que les corresponde en bien de su país.
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