Por: Samara del Toro
La participación de las mujeres en todos los ámbitos sociales y laborales poco a poco se ha ido haciendo común, se han derribado barreras ideológicas y estereotipos para lograr esta inclusión; el Ejército Mexicano no ha sido la excepción y cada vez más mujeres buscan un lugar en el mismo.
Reconociendo la valiosa aportación de esas mujeres heroicas que están abriéndose paso en las fuerzas armadas, y en el marco de la celebración del día del Ejército Mexicano, este 19 de febrero, queremos rendirle un tributo también a esas mujeres que han dado más que la vida por su patria, que han dado un hijo o hija para servir a su nación.
Este año en que se celebraran 100 años del decreto con el cual se creaba el Ejército Constitucionalista, del cual surgiría nuestro actual Ejército Mexicano, vale la pena mirar a las mujeres que han asumido con valor y orgullo el hecho de que sus hijas e hijos se adhieran a las filas del ejército, aún a sabiendas de que su vida estén juego.
Si bien ingresar en las fuerzas armadas requiere de un alto nivel de compromiso cívico, de vocación de servicio y valor, el que una mujer acepte e incluso aliente las aspiraciones de sus hijos e hijas requiere de iguales atributos.
Son millones las mujeres que han visto partir a sus hijos a cumplir su misión con la patria, y también son millones quienes no los han visto volver, y a quienes aún sin ser consuelo, las sostiene el orgullo de saber que su vida la entregaron en defensa de la soberanía de su país, atendiendo emergencias nacionales o bien combatiendo amenazas internas que igual laceran a la sociedad.
Para esas mujeres igual de heroicas, que con frecuencia tienen esas fotos enmarcadas de sus vástagos con uniforme militar, y a un lado los retratos de su infancia, porque para ellas no han dejado de ser pequeños, para ellas que ven con esperanza cada día esperando que esos hijas e hijos que han servido o estar sirviendo a la nación sean retribuidos de forma justa, para ellas es también nuestro reconocimiento.
Porque también nos sumamos a su esperanza de que nuestro México sea un lugar donde servir a las fuerzas armadas no represente un peligro mortal, y la preservación de la soberanía no cueste la vida de nadie, como debe ser en tiempos de paz, ese es sin duda el sueño de todas y todos los mexicanos, en especial de quienes tienen a algún miembro de su familia en sirviendo en el Ejército Mexicano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario