Por: Samara del Toro
Celebrar el 8 de marzo día Internacional de la Mujer hablando de los avances en materia de género, es para muchas mujeres algo irónico, e incluso una afrenta cuando en su realidad diaria el ser mujer ha representado para ellas maltrato, abuso e incluso la muerte, aun hoy la violencia hacia las mujeres sigue siendo una herida abierta para la sociedad.
Cruel e impactante la violencia de género sigue presente, sí acaso ahora anestesiada por el manejo que de ella hacen los medios masivos de comunicación, presentándola como algo trivial, de carácter individual y no nacional, contribuyendo a la indiferencia sistemática hacia esta problemática, la cual sigue tan latente como siempre, tal como lo muestran las estadísticas; 7 de cada 10 mujeres sufren algún tipo de violencia y 14 mujeres en promedio mueren diariamente por causas violentas y 1 de cada 5 de estas muertes ocurren en el hogar, esto de acuerdo a cifras del INEGI en el 2010.
¿Cómo podríamos celebrar el Día Internacional de la Mujer? Como hacerlo si la mayor parte de la población femenina enfrenta un entorno de violencia y solo una tercera parte ha vivido lo que para todas es un derecho, una vida libre de violencia.
Así lo demostró el Estudio Nacional sobre las Fuentes, Orígenes y Factores que Producen y Reproducen la Violencia contra las Mujeres, que se presentó ante las Comisiones de Derechos Humanos y para la Igualdad de Género del Senado de la República el cual señala que sólo 33 por ciento de las mujeres "han vivido una vida libre de violencia, no la observó en casa, no la sufrió en pareja y no la ejerce contra los hijos".
Este mismo estudio detalla que la violencia durante la infancia, entre 30 y 40 por ciento de los casos tuvieron que recibir atención médica por heridas, fracturas, desmayos o quemaduras; de las jóvenes, ocho por ciento ha sufrido violencia sexual en el noviazgo, 15 por ciento por acoso escolar, cuatro por ciento por parte del personal docente en escuelas y que 27 por ciento de las mujeres actualmente esterilizadas no participo en esa decisión.
Como celebrar, y reconocer una mayor igualdad y equidad, cuando el 70% de las personas que viven en pobreza son mujeres y sobreviven con 14 pesos al día, de acuerdo a la ONU, demostrando que la pobreza tiene rostro de mujer.
La violencia que se ejerce contra la mujer incluso es un tema que reditúa beneficios económicos algunos aceptados públicamente, tales como el uso que de su imagen hacen los anuncios publicitarios con los que nos bombardea a diario la televisión o la publicidad impresa, donde se muestra a la mujer como un objeto decorativo de carácter sexual, o como ama de casa promoviendo los artículos domésticos la mayoría de los casos subordinada al hombre, y pocos son los anunciantes que se arriesgan a romper estereotipos mostrando la realidad de justicia social que la mayoría anhelamos.
Es por eso que hoy la invitación es para vivir este 8 de marzo, recordando a las mujeres que a través de su vida han logrado las importantes victorias que a base de mucho esfuerzo se han conseguido, así como a las miles, quizá millones de mujeres anónimas cuyas historias no son recordadas pero han trabajado por ello, o cuyas vidas han sido cegadas a causa de la violencia de género, a ellas a quienes les debemos el compromiso de continuar trabajando por una sociedad más amónica y justa para todos y todas.
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